La mentira es “bella”, por Irma Montes Patiño
La mentira es “bella”, por Irma Montes Patiño
Irma Montes Patiño

En 1990 Alberto Fujimori llegó a la presidencia con la promesa de no aplicar el angustiante ‘shock’ económico que su contrincante Mario Vargas Llosa propugnaba como necesario. Una vez en el poder, Fujimori implementó el negado ajuste para estabilizar la economía, encaminar al país por la senda del libre mercado y reinsertarlo en la comunidad financiera internacional. Paradójicamente, en el 2011 Keiko Fujimori realizó su campaña electoral basándose en ofrecimientos viables, aquello cuyo cumplimiento podía garantizarse. ¿Resultado? Su contrincante , a punta de populismo, demagogia y falsas promesas, se hizo de la presidencia.

El escritor sostenía: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen confiables y el asesinato, respetable; y para darle la apariencia de solidez al mero viento”. El discurso mentiroso es un componente esencial de la política, un fenómeno estudiado por teóricos políticos y filósofos. De hecho, Platón fue el primero en referirse al tema como algo necesario y llamó “mentira útil” a las ideas esperanzadoras y amables capaces de persuadir y movilizar emociones. 

Repasemos las “mentiras útiles” de la campaña humalista. El listado de esas “mentiras útiles” ayuda a comprender por qué nuestro país es hoy un polvorín social y la calle está hastiada de este gobierno: más del 60% lo desaprueba porque “no cumple lo que promete”. En campaña, Humala ofreció el balón de gas a 12 soles (sabiendo que era imposible por los costos de extracción y distribución). Esa mentira útil y a la vez bella alegró a las amas de casa de escasos recursos, pues tal ahorro suponía un impacto positivo en el bienestar de sus familias. Lo del gas quedó solo en la hoja de ruta, uno de los cinco experimentos de Humala para ganar en segunda vuelta. 

Garantizó la seguridad ciudadana, pero la criminalidad se incrementó en todas las zonas urbanas del país; con asesinatos a plena luz del día y sicariato. Su lista de mentiras útiles es larga, como la “revolución educativa que haga énfasis en la calidad y en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación”. La educación no ha visto mejoras y nada nuevo hay en infraestructura.

En su hoja de ruta (hoja de las mentiras útiles y bellas) prometió “desnutrición cero”, pero ya en el poder desarticuló el Pronaa, lo que dejó sin acceso a los programas de alimentos a los niños de 0 a 3 años. Las consecuencias de esta carencia de nutrición adecuada en edad clave las veremos en unos años. El humalismo será responsable de una generación perdida, disminuida en sus capacidades intelectuales y físicas; una generación cuya salida de la pobreza demandará gran esfuerzo nacional. 

A instancias de Vargas Llosa, Humala juró el efectista “Compromiso en defensa de la democracia y contra la dictadura”. Así, prometió, entre otras cosas, “prevenir y solucionar los conflictos sociales”, la mentira útil más risible dada la actual coyuntura. 

Quien en campaña coreó “agua sí, oro no” en Cajamarca y azuzó en Cocachacra contra (evidencia videográfica sobra) terminó jurando sobre la Biblia las mentiras útiles y bellas que le dieron el triunfo en segunda vuelta. Lamentablemente, brindó el argumento perfecto a los obstruccionistas que hoy aplican su estrategia antisistema entre un pueblo descontento.