La 17ª Cumbre del Grupo de los 20 (G20) se llevará a cabo el martes y el miércoles en la isla turística de Bali, en Indonesia. Le sigue la 29ª Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés), en la capital tailandesa de Bangkok.

Frente a múltiples crisis superpuestas, como la actual pandemia de la COVID-19, la intensificación de las tensiones geopolíticas, una economía mundial frágil y los crecientes problemas climáticos, la creación de consenso y la mejora de la coordinación entre los países, especialmente las principales economías del mundo, para liderar los esfuerzos globales serán puntos clave en las dos reuniones. Mientras tanto, existe una llamada urgente para una respuesta global colectiva sólida, bien organizada y equilibrada a estos desafíos.

Como bien han apuntado los expertos, para superar las dificultades, los miembros del G20 y el APEC deben trabajar juntos para encontrar soluciones efectivas y tomar acciones conjuntas para facilitar la cooperación. También esperan que China pueda desempeñar un papel mayor y positivo para lograr un desarrollo global sólido, sostenible, inclusivo y equilibrado.

SOLIDARIDAD MÁS NECESARIA QUE NUNCA

En todo el planeta, el coronavirus sigue propagándose mientras la economía global se tambalea hacia una posible recesión profunda. Lo que es peor, el mundo ve crecientes intentos de formar bloques exclusivos, clamar por el desacoplamiento e incitar a las confrontaciones, lo que ha socavado gravemente la solidaridad mundial y obstaculizado la cooperación internacional.

En una entrevista reciente con Xinhua, el ex primer ministro japonés Yukio Hatoyama dijo que el mundo se enfrenta hoy a dificultades sin precedentes y que el destino de todos los países está entrelazado, ya que una crisis en un país afecta al resto de los países.

En este momento crítico, los miembros del G20 y el APEC, ambas plataformas importantes para la cooperación económica internacional, deben aprovechar las dos reuniones como una oportunidad para superar las diferencias, mejorar la comunicación, forjar un consenso mundial y trabajar en unidad.

Para enfrentar mejor los desafíos, se les insta a tomar acciones conjuntas para mejorar la gobernanza global, fortalecer la coordinación entre ellos en campos como la lucha contra la pandemia, las políticas macroeconómicas, la facilitación del comercio, la inversión, el cambio climático, y mantener el sistema económico mundial estable.

El G20, que está compuesto por las principales economías industriales y emergentes del mundo y representa más del 80 por ciento del producto interno bruto mundial, más del 75 por ciento del comercio internacional y alrededor de dos tercios de la población mundial, tiene que asumir el liderazgo y más responsabilidades, tal como lo hizo después de la crisis financiera de 2008.

“Hoy necesitamos más cooperación internacional que nunca en todos estos frentes, pero la cooperación internacional escasea”, dijo Peter Drysdale, jefe de la Oficina de Investigación Económica de Asia Oriental en la Universidad Nacional de Australia.

Es de gran importancia superar las tensiones geopolíticas y trabajar juntos en temas clave para estabilizar la economía y la política internacional, dijo Drysdale.

CAMINO A LA RECUPERACIÓN GUIADO POR DESARROLLO

En octubre, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, advirtió que la economía mundial está “acercándose peligrosamente” a una recesión, dado que la inflación permanece elevada, las tasas de interés siguen aumentando, y la creciente carga de deuda sigue afectando al mundo en desarrollo, indicando que la organización ha bajado su proyección de crecimiento global para 2023 de un 3 por ciento a un 1,9 por ciento.

Mientras la pandemia de la COVID-19 sigue causando pérdidas humanas y suponiendo una carga para la economía global, una solución colectiva a los problemas mundiales debería dar prioridad a la recuperación y el desarrollo económico, incluyendo la apertura del comercio, la inversión, las infraestructuras y las finanzas verdes, apuntaron observadores.

La Cumbre de Bali del G20, con el tema “Recuperarnos juntos, recuperarnos más fuertes”, se centrará en fortalecer la arquitectura sanitaria mundial, acelerar la transición energética sostenible y promover la transformación digital. El encuentro tiene como objetivo solucionar la creciente brecha de desarrollo entre los países ricos y pobres.

Dicha prioridad también está en la agenda de las economías del APEC. La profundización de la integración económica, la reforma estructural, la coherencia y digitalización regulatoria son áreas clave en que el APEC se ha centrado durante años, aspectos que también son positivos para ayudar a la región a pasar por tiempos difíciles, dijo Rebecca Sta Maria, directora ejecutiva de la Secretaría del APEC.

En las últimas décadas, los integrantes de Asia-Pacífico se han esforzado conjuntamente para ampliar la cooperación e impulsar la integración regional, convirtiendo la región en la economía más dinámica y prometedora del mundo. Han establecido una plataforma de cooperación regional con la ASEAN en el centro, han lanzado la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), y están trabajando hacia el objetivo de un Área de Libre Comercio en Asia-Pacífico.

Desde su entrada en vigor el 1 de enero de este año, la RCEP entrega dividendos cada día más visibles a las economías miembro mediante concesiones arancelarias y facilitación comercial. Los datos oficiales muestran que el comercio de China con los miembros de la RCEP en los primeros ocho meses del año ha alcanzado 1,2 billones de dólares, representando el 30,5 por ciento del comercio exterior del país asiático.

China, desde su incorporación al APEC hace 31 años, se ha comprometido firmemente a la asociación, el libre comercio y la inversión regionales, haciendo significativas contribuciones al sistema comercial multilateral y a una economía mundial abierta.

Ky Sereyvath, director general del Instituto de Estudios de China en la Academia Real de Camboya, comentó que China es el estabilizador de las cadenas de valor globales, y siempre ha compartido los frutos de su desarrollo con el resto del mundo. “Contribuirá significativamente a la aceleración de la recuperación económica global de la pandemia”, agregó.

NO DEJANDO A NADIE ATRÁS

La persistente pandemia ha causado múltiples crisis en el mundo, especialmente en los países en desarrollo. En un informe divulgado en julio, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas señaló que en 2021 la cifra de personas que sufrían hambre aumentó en 46 millones para llegar a 828 millones, lo que obstaculizará que la comunidad internacional llegue a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

En este contexto, la comunidad global necesita trabajar estrechamente para intensificar la cooperación en áreas como la seguridad alimentaria, la respuesta y las vacunas contra la COVID-19 y la mitigación de la pobreza, mientras los países avanzados deben cumplir sus promesas en materia de asistencia a los países en desarrollo, con el propósito de hacer que el desarrollo global sea más equilibrado e inclusivo.

En los últimos años, China ha realizado un trabajo sustancial en estimular el desarrollo de los países pobres. Ha cumplido sus compromisos ayudando a mejorar la infraestructura en esos países, compartiendo conocimiento y tecnologías con la población local y proporcionando apoyo antipandémico, como mascarillas y vacunas. China también ha presentado una serie de propuestas, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la Iniciativa de Desarrollo Global, para fomentar la asociación, la conexión y el desarrollo común.

Un informe del Banco Mundial muestra que la Iniciativa de la Franja y la Ruta ayudará a 7,6 millones de personas a salir de la extrema pobreza y a 32 millones de personas a salir de la pobreza moderada en todo el planeta, e impulsará el comercio en entre un 2,8 y un 9,7 por ciento para los países participantes y en entre un 1,7 por ciento y un 6,2 por ciento para el mundo.

Frente a desafíos combinados y complicados, se espera que las reuniones del G20 y el APEC alcancen resultados sustantivos que produzcan beneficios tangibles para los países y regiones en desarrollo y menos desarrollados, y ayuden a fomentar la confianza en la recuperación global.

El ministro de Coordinación para Asuntos Económicos de Indonesia, Airlangga Hartarto, afirmó que la presidencia del G20 de este año intensificará el sistema multilateral y la eficacia de las asociaciones globales, para asegurar que la economía mundial permanezca abierta, justa y en beneficio de todos, y que no se deje a nadie atrás, especialmente a los pobres y vulnerables.

“Hemos aprendido lecciones de la pandemia de la COVID-19, nadie está seguro hasta que todos estemos a salvo”, manifestó Koh King Kee, presidente del Centro para una Nueva Asia Inclusiva, un grupo de expertos de Malasia, quien instó al mundo desarrollado a ayudar a los países vulnerables a superar su falta de capacidad y a construir la infraestructura necesaria para enfrentar futuros desafíos sanitarios.

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