Oscar García

Para cualquier perro, su humano es la medida exacta de la felicidad. De ahí que no deja de ser triste el espectáculo de ver a un lomito perdido o buscando a un dueño que no volverá. En las playas del sur de Lima, en Punta Negra y San Bartolo, la presencia de un can inquieto que se queda contemplando por horas los botes de pesca, como si estuviera buscando una cara conocida, llamó hace algunos años la atención de pescadores y surfistas, luego de los vecinos y finalmente de la prensa, cuando su historia se volvió viral en redes. “El Hachiko peruano”, dijeron entonces, haciendo referencia al perro japonés que esperó por año en una estación de tren la llegada de su amo fallecido.

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