Daniel Bedoya Ramos

¡Dale! ¡Dale! ¡Eso, campeón!, dice Marlene de la Cruz a uno de sus pacientes para animarlo a dar más pasos, sostenido por varias correas. Han transcurrido unos 10 minutos de . Ahora cambian al juego de buscar tesoros (uno de los favoritos de los niños), mientras en la pantalla aparece un personaje con apariencia de Indiana Jones.

La jefa del servicio de terapia física de ARIE tiene todo bajo control. Mientras vigila el desarrollo de la rutina de ejercicios, nos cuenta los detalles de este tipo de terapia y cómo es que funciona el sistema llamado Lokomat, hecho para la rehabilitación pediátrica.

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“Este equipo es un dispositivo médico que utiliza la programación del software, el avatar y el juego, el entorno virtual que se programa con el juego de tal manera que el niño puede movilizar ese avatar”, nos explica.

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Se trata de un dispositivo que combina la robótica y la virtualidad. Puede acelerar el progreso en menores con parálisis cerebral, lesión medular o algún problema congénito.


La terapia robótica ha avanzado bastante, se ha convertido en un gran apoyo para los terapeutas. Antes de que el niño utilice el equipo, Marlene de la Cruz asegura el dispositivo compuesto por una cinta rodante, un equipo de suspensión de peso, la ortesis y un equipo de pantalla virtual.

Como si se tratara de un exoesqueleto, las piernas del paciente se apoyan en una estructura robótica que ayuda a realizar los pasos, mueve los miembros inferiores sobre la cinta rodante, como si estuviera en una caminadora de gimnasio.

La especialista nos indica que este equipo significa un plus en la rehabilitación propiamente de terapia física. ¿Por qué? “La ventaja que me da es que puedo entrenar al niñito, gracias a este dispositivo, en mayor tiempo, mayor distancia y muy bien organizado en el alineamiento [postura]. Entonces, el proceso de evolución es más rápido”, señala en entrevista con El Comercio.

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Eso sí, el progreso se mide según cada caso particular. Pero el ritmo de entrenamiento mejora. Nos cuenta que en unos 50 minutos de ejercicios el niño puede recorrer una distancia de kilómetro y medio, a una velocidad prudente, lo que antes se contaba por metros, “manualmente, con toda la destreza y habilidad como terapeuta”.

Para comenzar la terapia, primero se debe asegurar las fajas que mantienen una correcta posición para caminar. (Foto: Giancarlo Ávila / El Comercio)
Para comenzar la terapia, primero se debe asegurar las fajas que mantienen una correcta posición para caminar. (Foto: Giancarlo Ávila / El Comercio)
El sistema robótico apoya el trabajo de marcha del paciente, hasta que poco a poco se se reduce la dependencia. (Foto: Giancarlo Ávila / El Comercio)
El sistema robótico apoya el trabajo de marcha del paciente, hasta que poco a poco se se reduce la dependencia. (Foto: Giancarlo Ávila / El Comercio)

Lento avance del país

El modelo que usan en el Instituto para el desarrollo infantil ARIE se llama Lokomat Pro, de la empresa suiza Hocoma, dedicada al desarrollo de tecnología en rehabilitación.

“Los algoritmos inteligentes adaptan automáticamente los parámetros de la terapia según el rendimiento. Por lo tanto, los pacientes sienten el cambio en el nivel de dificultad y siguen siendo desafiados”, indica la empresa en . Y es que cada paciente tiene su propio usuario, que contiene una serie de datos de la evolución.

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Aunque este es el primer equipo pediátrico en el Perú, según nos detalla María del Carmen Rodríguez, directora médica adjunta de la institución, aun estamos atrasados en el uso de la terapia robótica frente a países vecinos como Chile, Argentina o Brasil. Esto obliga a que los padres deban invertir más al trasladar a los niños hasta estos países donde cuentan con más de una decena de equipos de alta tecnología.


Y es que no es sencillo. El dispositivo tiene un costo de medio millón de dólares. Al Perú llegó en el 2020 pero con una serie de problemas debido a la pandemia. “Por el cruce con el periodo de la cuarentena hemos tenido un período de cese al inicio del funcionamiento; sin embargo, hemos trabajado más de 2.000 atenciones con 55 pacientes que han dado resultados en ese dispositivo”, explicó.

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¿Y quiénes pueden acceder a esta terapia? La directora de ARIE precisa que los niños candidatos para el uso del Lokomat son evaluados en medicina física de rehabilitación con estudios radiográficos, estudios dinámicos como laboratorio de la marcha, y se establecen metas.

Además…
Caminar con la evolución tecnológica

La tecnología también está ayudando a personas con problemas de movilidad. como el caso de un hombre parapléjico que volvió a caminar mediante la primera conexión o interfaz hombre-máquina entrenada con inteligencia artificial. Ocurrió el año pasado en Suiza, donde el hombre recibió varios implantes que lo conectaban a una máquina.

Caminar con la evolución tecnológica


“Los diagnósticos de los niños que son candidatos para el uso de Lokomat son niños con parálisis cerebral, niños que tienen lesión medular, ya sea de origen congénito o adquirido, niños con problemas neuromusculares, niños que presentan amputaciones ya sean congénitas o adquiridas”, indicó, entre otras causalidades. Para más información se pueden comunicar al +511 4880066.

Ejercicios y juego

Marlene de la Cruz vigila el movimiento de las piernas de su pequeño paciente. No puede alejarse. El dispositivo emite una alarma si es que ella se separa un par de metros, mientras está en funcionamiento. Todo está monitoreado por Lokomat que proyecta un juego: hay que seguir caminando para juntar todas las monedas posibles.

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“Mi experiencia con mi niño en la terapia robótica ha sido muy buena. Le ha ayudado a ganar fuerza en sus piernitas, porque antes él no podía, por ejemplo, bajar las escaleras o subir solo. Siempre se caía. Le ha ayudado a ganar fuerza estabilidad”, nos cuenta Mercedes Pisco Ochoa.

Cuando nació su hijo, los médicos no le dieron buenos pronósticos y, en el peor de los casos, le aseguraron que no podría caminar. Ahora tiene cinco años. Luego de dos años de terapia en ARIE ha logrado importantes avances. Ya lleva varias sesiones en el Lokomat y parece que nunca hubiera tenido problemas para andar, y juega en el colegio, aunque con cuidado.


¿Fue difícil? Pisco Ochoa nos dice que al comienzo su hijo tenía algo de miedo, pero ahora está feliz y se nota: “él se siente bien, al menos a él le gusta la terapia robótica”. Su rutina de ejercicios continúa y no deja de pedirle a Marlene de la Cruz más juegos que lo desafíen a caminar.


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